De dioses y montañas. Marián Cortés

Las montañas han tenido siempre un gran atractivo para los humanos, sus moles alzándose verticalmente hacia el cielo les han sugerido durante milenios, la idea de comunicación con lo divino. Las han respetado y en muchos casos, incluso han prohibido pisarlas. Solo en tiempos modernos, los humanos las han tomado como un reto y se han dedicado a escalarlas con una fruición que no deja de tener algo de sentimiento religioso.

La verticalidad de las montañas las hace partícipes del concepto de axis mundi, el eje del mundo, alrededor del cual y en toda su dimensión,  lo divino se comunica con lo humano. La Biblia deja constancia de ello, al llevar a cabo un encuentro entre el mismo Dios y un humano, Moisés, en la cima de una montaña, el Sinaí.

Sinaí. Egipto

En Egipto  existe una versión bien elaborada de este concepto. Nos lo relata Mircea Eliade: “La cosmología egipcia comienza con la aparición de un montículo sobre las aguas primordiales. La aparición de este “primer lugar” por encima de la inmensidad acuática significa la consolidación de la tierra pero también la eclosión de la luz, la vida y la conciencia (…) El montículo inicial pasaba a ser muchas veces la montaña cósmica a la que ascendía el Faraón para salir al encuentro del dios Sol”

Taishan. China

La montaña como lugar donde todo empieza, donde el caos empieza a ser controlado y ordenado, también está presente en otras culturas bien alejadas. En China, la tradición taoísta reconoce cinco montañas sagradas, llamadas “Las Cinco Grandes Montañas” que surgieron del torso, brazos y piernas del primer ser, Pangu, un gigante nacido de un huevo en medio del caos primordial. Este ser durmió durante miles de años hasta completar su desarrollo, al despertar separó el cielo de la tierra y de su cuerpo, al morir,  nació todo lo vivo.

Cuatro de ellas están adjudicadas a los cuatro puntos cardinales, la quinta es considerada “La Gran Montaña Central”, reflejando el carácter cósmico que un día tuvieron cuando la tierra se separó del cielo.

Se puede asegurar, sin temor a equivocarse, que en todos los lugares de la tierra donde hay montañas, alguna o varias, tienen un carácter sagrado. A veces por ser, como hemos visto, lo primero que surgió en el planeta y otras por ser el escenario de grandes acontecimientos de carácter religioso. Un breve repaso nos dará una idea.

Uluru. Australia

El monte Uluru en Australia, también llamado “el ombligo del mundo” y más conocido como Ayers Rock, es la montaña sagrada de los aborígenes Anangu. Es el escenario donde se desarrollan los mitos de creación que los aborígenes transmiten  mediante leyendas, danzas y ceremonias espirituales.

Doinyo Lengai. Tanzania

En Tanzania, el Ol Doinyo Lengai, “La Montaña de Dios”, es el lugar sagrado de los Masai. En su cima habita el dios Engai, creador de todo.

Shasta. California, USA

En el norte de California, USA, se encuentra el Monte Shasta. Para los aborígenes el hogar de Skell, que descendió desde el cielo hasta la montaña para luchar contra el espíritu del inframundo que residía en el Monte Mazama.

Ararat. Turquía

Más cercano a nuestra cultura, además del citado Monte Sinaí, está el Monte Ararat donde, según la tradición, tocó tierra el Arca de  Noé tras el diluvio universal.  Con sus 5.156 m de altura, inspira un temor reverente entre los pueblos de Oriente. Todos mantienen la misma tradición, los turcos lo llaman Agridagi, monte del Arca; los persas Kuhi-Nuih, montaña de Noé y los musulmanes El Judi, el primer lugar de descanso. Para todos por igual es una Montaña Sagrada.

Bogd Khan. Mongolia

Todos los pueblos han respetado y protegido a sus Montañas Sagradas, pero ninguno como Mongolia. La Bogd Khan UUl, (La Montaña del Santo Khan) de 2.261 m de altura, es el caso más antiguo de protección legal a una montaña del que se tiene noticia.

En 1778, el Gobernador de Mongolia, Sanzaidorj, dirige una petición al emperador de la Dinastía Qing, Qianlong, solicitándole que aporte materiales, como incienso y sedas, para poder celebrar las ceremonias anuales dedicadas a la Montaña. Es interesante  detenerse en las razones que aduce. Multitud de lamas residen en ella. Los lugareños no tocan los animales ni los árboles que en ella crecen. Su nombre “Khan Uul”, se debe a que Gengis Khan nació aquí. Termina su petición recordando la adoración anual que lleva a cabo él mismo, así como los lamas, príncipes, duques y gobernadores que vienen a participar en las Asambleas. Unos años después, en 1783, el Gobierno Local, le otorgó la protección integral.

Este deseo de protección ha continuado, adaptándose a los nuevos tiempos. Desde 1966, junto con Burkhan Khaldun y Otgontenger,  forma parte de la Tentative List, de la Unesco World Heritage, en la categoría de Cultura.

Olimpo. Grecia

Se podrían seguir enumerando lugares con su propia Montaña Sagrada, el Monte Fuji en Japón; el Monte Olimpo en Grecia; el Kailash en el Tíbet y muchos otros y en todos encontraríamos el mismo sentimiento reverente hacia ellas, el mismo deseo de cuidado y protección. A veces interrumpido por grandes cambios religiosos y/o culturales y otras mantenido a través de los siglos.

Tindaya. Fuerteventura

¿Podríamos nosotros aprender algo de ellos?

Marián Cortés. Arqueóloga.

 

1.“Historia de las creencias y de las ideas religiosas” Vol I. Mircea Eliade. Ediciones cristiandad. Madrid 1978

2. La Tentavile list, Lista Indicativa, es un inventario de los bienes que tiene un país, que optan a figurar en la del Patrimonio Mundial

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